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Retablo y camarin

La construcción del camarín  en 1703, sustituyó a la decadente hornacina sobre la que se encontraba la imagen de Jesús Nazareno. 

 Para su realización, la Hermandad realizó desorbitados gastos para la época, jugando el Marquesado de Estepa un importante papel de mecenazgo para la decoración y enriquecimiento de su interior en 1737.

El retablo data del último tercio del siglo XVIII, es de estilo rococó y está realizado en madera tallada dorada y policromada. Comparte características formales con los retablos antequeranos de la época, lo que puede ayudar a concretar su autoría, sabiendo además, que estas piezas de la zona de la Sierra Sur de Sevilla fueron realizadas por los arquitectos de retablos de los talleres activos de Antequera. 

 Consta de un solo cuerpo con un gran vano en forma de arco de triunfo, de medio punto, flanqueado por dos columnas corintias, que emboca al camarín y, que a través del cual, se pueden apreciar las imágenes de Jesús Nazareno y la Virgen de la Esperanza. En el ático una paloma blanca representa al Espíritu Santo, coronado todo el conjunto por la Sagrada Forma con resplandor dorado y con el anagrama «JHS» –Jesús Hombre Salvador–. 

 Desde su origen, este retablo se concibió como retablo eucarístico,  albergando un Sagrario en la calle central, que consagraba a esta zona del templo como capilla sacramental. Así consta en el segundo inventario realizado por orden del Palacio Arzobispal del año 1873, donde se especifica, además, que el camarín de Jesús Nazareno era el único existente en la parroquia hasta la fecha:

«… La capilla del Sagrario tiene un camarín y en él está la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno de bulto redondo… a la derecha la imagen de San Juan y a la izquierda la Verónica de bulto… En este lugar está colocado el tabernáculo del Sagrario de madera dorada…»

 Doce años después, desde el Palacio Arzobispal, se encarga una nueva inspección, que como el anterior se encuentra depositada en el Archivo General del Arzobispado de Sevilla, con el título de «Inventario General de los efectos y alhajas correspondientes a esta Parroquia de Nuestra Señora Santa Ana, y de las Ermitas enclavadas en la demarcación de la misma. Año 1886». 

 Se trata de una relación de bienes más detallada en la que se constata la presencia del cuestionado cristal tan característico en los retablos granadinos «… con una cristalera que cierra su camarín…», y que actualmente conserva, aunque no ocurre lo mismo con el Sagrario, que presidió tan noble zona hasta mediados de los años ochenta del siglo XX, en los que siendo párroco el Rvdo. Sr. Don Antonio Riesgos, fue extraído para ocupar la cabecera del Templo, sustituyendo al del retablo mayor, y que desafortunadamente cae en desuso para albergar al Santísimo de la parroquia hasta nuestros días.

Juan Antonio Aguilar Jiménez
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